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Las fiestas y nuestras mascotas

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Como todos los años pensamos que llegaron demasiado pronto y hablamos de los mismos temas (como aumentaron los precios, que vamos a comer y … que vamos a hacer con nuestros perros ! )

Anualmente los últimos días de diciembre y primeros días de enero, nuestros canes se ven mas expuestos a sufrir algunos incidentes, tres clásicos de las fiestas … ingestión de cuerpos extraños,  intoxicaciones alimenticias y accidentes por temor a los ruidos fuertes (fuegos artificiales).-

Tomar pequeñas precauciones puede evitar que sus festejos se vean opacados por la pérdida o el sufrimiento de sus fieles amigos.

La ingestión de cuerpos extraños, robados por el animal en un descuido u ofrecidos voluntariamente (huesos de pollo, cordero, juguetes, etc.) al igual que las intoxicaciones alimenticias (salsas, grasas, condimentos, chocolates, dulces, etc.) pueden evitarse asegurando los depósitos de residuos (recipientes de basura con tapa y alejados del piso), manteniendo los alimentos festivos lejos del alcance de sus mascotas (no dejarlos en mesas “ratonas” y colocarlos en el centro de las mesas altas) y obviamente pidiendo la colaboración de grandes y chicos, explicándoles que estas conductas, aunque parezcan simpáticas, pueden ocasionarles malestares gastrointestinales, exponerlos a intervenciones quirúrgicas o poner en riesgo su vida si padecen enfermedades anteriores.

El temor a los ruidos fuertes (fuegos artificiales, disparos, explosiones, tormentas) es una de las causas de conductas destructoras (arañado, mordida, rascado de muebles y paredes) y autotraumatismos (al correr, lanzarse por ventanas, golpearse contra objetos, etc.) que observamos frecuentemente en los perros, su extraordinaria capacidad auditiva (que les permite escuchar sonidos imposibles de ser detectados por el oído humano) sumada a la falta de entrenamiento y exposición a los mismos en sus primeras semanas vida (3 a 12 semanas, período sensible) podría colaborar en la expresión de esta fobia.

El pánico que experimentan los lleva a buscar desesperadamente refugio dentro del hogar o lanzándose al exterior, motivando extravíos, accidentes, heridas y traumatismos.

 

¿Cómo podemos prevenirlo?

Es aconsejable desde cachorros, contar con la compañía del propietario en esos episodios, a fin de trasmitirles confianza, sin sobreprotegerlos ni mostrarse exaltado por los ruidos, evitara fomentar su ansiedad. Premiándolo solo si se comporta serenamente, con caricias, palabras de aprobación o algún snack. En el caso de los animales jóvenes, adultos o ancianos temerosos, una habitación, sin objetos que puedan romperse con puertas y ventanas cerradas, puede ser un buen lugar para contenerlos. Para disminuir el impacto sonoro puede ser útil encender artefactos que produzcan un rumor conocido para el animal (televisión, radio, ventilador).

Las drogas con efectos psicoactivos que pueden tranquilizarlos y disminuir su excitación en esos casos, deben ser supervisadas por el médico veterinario de acuerdo a cada paciente en particular y duración del tratamiento, ya que existen algunas no recomendadas en caninos geriátricos o contraindicadas en patologías especificas.

Algunos ancianos con este problema, se verán menos afectados con el paso del tiempo a medida que se va reduciendo su capacidad auditiva, otros canes, luego de pasar en soledad un suceso traumático como este, podrán desarrollar otro tipo de patología del comportamiento como ansiedad por separación.

Lo ideal es acompañar el tratamiento medico con una terapia de comportamiento destinada a producir su desensibilización y posterior contracondicionamiento a ese estímulo (ruido, estruendo o explosión).

Por último recomendamos que identifiques a tu mascota con un número de teléfono por si llegara a extraviarse.

Phone: 2053–9852 / 4502-0785 / 11-2375-8695 (WhatsApp)
Fax: 2053–9852
Navarro 3700 (esquina San Nicolás) Villa Devoto
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